jueves, 12 de diciembre de 2013

EL CUAHITEPETL*
En aquella época lejana que se pierde en la oscuridad del tiempo, Existió una tribu muy guerrera y amante de la libertad, vivían en una tierra prometida por sus dioses, cerca de un gran río, noble río donde se entretenían pescando ese rico pez negro y bigotón escaso de escamas y abundante de Carne blanca y blanda. En verdad que sus dioses fueron muy benévolos con ellos ya que les dieron casi todo en bandeja de plata, ellos en agradecimiento construyeron un adoratorio en lo alto de una gran meseta en donde las águilas hacen sus nidos, ahí en lo alto de esa gran meseta donde su vista dominaba gran parte de esa tierra majestuosa que alguna vez llamaron Tatlan, que bien podían dominar las tierras del viejo Ametlahuasco, y del joven guerrero Huanoch, así también del gran gobernador Petlacatl. Tlatoani de esta basta tierra, también desde ahí se miraba el viejo pueblo de apotlzolco, a un costado de la tierra fértil de Achoquen y enfrente majestuosamente se divisaba la gran sierra del Miztón, que quizás ellos nunca pensaron en la importancia que iba a Tener a futuro esa gran montaña.. Al principio todo era festín, mitotl, y culto al gran Huitzilopochtli y al fértil Tlaloc dios indispensable para su subsistencia, quien iba a pensar que él calabazo de Tlajicoringa iba a traer destrucción y muerte para esta tribu valerosa, paz y vida abundante para los invasores que a fuerza de encomienda tuvieron sujetos por mucho tiempo a estos valientes naturales, sin dejar de darle guerra al hispano, el encomendero opto por sangre y rezo, para esto él bondadoso fraile llamo al indígena cimarrón y al Español conquistador a que sellaran su rencor con un saludo de paz, y precisamente fue ahí en ese cerro en donde ellos le danzaban la danza guerrera a su dios Huitzilopochtli, sí ahí fue donde se dieron el saludo de paz y para reafirmar esto, se izo una cruz de madera en la cima de esta altiplanicie, cambiando su nombre N ahuatl por el Castellanizado “Cerro de la cruz”. Y así vivió mucho tiempo el hermano Caxcan, sujeto a su dueño y volteando a ver de ves en cuando si el yugo se lo permitía, a ese cerro para encontrar el espíritu contrariado del dios de la guerra, al construir sobre la arena el asentamiento español tuvieron que extraer la cantera de este mismo cerro, para construir sus mansiones al estilo Galicia, ocupando sudor y trazo indígena, constatado en el templo de este pueblo, conquistado el primero de enero de 1542 por el primer virrey de la nueva España, don Antonio de Mendoza. Sé hoyo decir al Mendoza, - les sugiero que este día que es de la circuncisión del señor, le dediquen el templo al salvador- pero ganando la terquedad del peninsular que pertenecía a la Coruña España en donde aparecieron los restos de aquel apóstol llamado “ trueno” Santiago el mayor precisamente en Compostela, y siendo además caballero de la orden de Santiago patrono de España. Entonces el patrón fue chaguito matamoros él primer santo conquistador de la gran guerra del Miztón, que tanto aporreo a los caxcanes y tanto lo queremos ahora, en fin este cerro al que estamos refiriéndonos en este nuestro cuento se llamo de la cantera hasta antes de 1900, surgió una leyenda que se fue narrando de boca en boca entre los asiduos religiosos de aquella época, que en los tepetates del sinuoso camino que iba a lo alto del cerro de la cantera, se habían descubierto las huellas de un piececito de niña, empotradas en la dura roca, por lo que asegurando que aquellas huellas eran de la virgen de Guadalupe que había subido descalza al cerro por aquel camino, y ni quien discutiera la teoría que bien podía ser una estratagema de los ex-conquistadores, cuya misión era implantar en la Nueva España la religión católica: aquellas huellas ya no podían ser sino que fueron, las que dejó la virgen al caminar descalza por esa vereda. Ya que se le ocurrió a un santo padre que precisamente ahí en donde ahora se encuentra construido y precisamente debajo del altar mayor, sé encontraron las huellas de unos pies pequeños, dando a entender que eran del la virgen morena madre de todos los mestizos para nosotros seguirá siendo tonantzin madre de todos los que vivimos en esta gran tierra con el ombligo en medio, a ella le danzamos la danza chichimeca, la danza del xuchitl, y la danza matlachina que nuestros hermanos tlazcaltecas nos trajeron junto con don francisco Sandoval acacitli gran señor de tecamachalco, que según él nos vino a apaciguar. Este curita que les platico se llama Ramón G. de la Isla. Quien con su Afán tesonero y como buen mariano mando construir la capilla a favor de La madre de los mexicanos, la virgen de Guadalupe que estaba planeada para inaugurarse el doce de diciembre de 1890 pero a los maistros albañiles se les estaba pegando la chamba, tanto era el apuro que ya se estaba llegando el día 11y les dijeron a sus mujeres que no les llevaran de almorzar para no entretenerse, como dice el dicho uno propone, dios dispone y viene el diablo y todo lo descompone entonces a eso del medio día les empezó a pegar el hambre a buenas y para olvidarse de este problema fisiológico empezaron a rezar la magnifica y entre que pegaban y rostreaban una piedra-cantera rezaban, así se la llevaron cuando de repente apareció una hermosa niña con una canastita que llevaba en la mano y les gritaba que si tenían hambre que ella llevaba gorditas para que comieran, los albañiles no daban crédito a lo que veían y con cierto sigilo bajaron de los andamios y de los burros formados por palos extraídos del mismo cerro, al llegar todos a donde estaba la pequeña la rodearon y ella ni tarde ni perezosa empezó a repartir sus diminutas gorditas del tamaño de un tostón de esos de antes y lo mas curioso es que con dos que se comieran con eso saciaban su hambre, al irse por ahí a descansar después de ingerir este mana milagroso no se dieron cuenta cuando se había retirado la infantita y uno de ellos que desde lo alto de la cúpula del Santuario alcanzo a ver que iba dando vuelta a la ultimo recoveco del camino que conducía a este santuario y uno de los chalanes el mas ligero fue a su alcance pero al llegar al lugar indicado ya había desaparecido la hermosa niña, y después de este suceso los albañiles como mas fortalecidos y animados trabajaron hasta altas horas de la noche para dar fin con su encomienda, después de recapitular este acontecimiento los maestros albañiles junto con sus ayudantes y el párroco de Jalpa llegaron a la conclusión que no era otra cosa que un milagro nuevamente de la Virgen de Guadalupe. El gran maestro cantero Emiliano Pilar fue quien labro la cantera de esta capilla que ahora conocemos como el Santuario. Lugar en el cual nos visitan los doce y diecinueve de cada diciembre una gran Cantidad de paisanos se vuelcan a venerar a la morenita y remembrar al famoso Cerro del Cuauihtepetl . Por el Cronista Vitalicio de Jalpa. Profr. Héctor Pascual Gómez Soto.

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